Castro de Troña

El Castro de Troña se encuentra enclavado en el monte denominado del Dulce Nombre de Jesús, por encontrarse en su cima una ermita dedicada al Dulce Nombre. Se encuentra a unos 280 metros sobre el nivel del mar. Este poblado castrense se sitúa en la parroquia de Pías, ayuntamiento de Ponteareas, a tres kilómetros de Mondariz-Balnerio.

Una aldea con bienes suntuosos

El recinto del castro posee forma elíptica u oval, presentando amplias terrazas en la pendiente oeste y ancho foso escavado en la piedra por el Naciente, que lo aísla completamente de los montes de la Ermita, situados más altos que el y que ofrecían, sin lugar a dudas, el lugar de más fácil acceso al poblado para sus enemigos. En la parte superior podemos contemplar una bella ermita dedicada al Dulce Nombre, dos cruceiros de magnifica labra, una fuente y un mirador espléndido cara al hermoso valle del Tea que se extiende a sus pies. Los ejes principales de este castro miden aproximadamente unos 200 metros en dirección Este-Oeste y 150 metros en dirección Sur-Norte. Posee un complejo sistema defensivo que nos señala la extraordinaria importancia de este castro en su época. Estas defensas están formadas por murallas, foso y parapetos. Podemos observar dos lienzos de murallas que cierran completamente el recinto castrense. El grosor de estas murallas oscila entre 5,5 metros y 1,5, y su altura varía de 2 a 5 metros. Cabe destacar el refuerzo o torreón que posee la primera muralla en su parte este, descubierto recientemente y uno de los pocos ejemplares que se conocen de este tipo en el noroeste peninsular. En el nacimiento del castro existe un hondo foso de 18 metros de altura y 10 metros de ancho en su fondo. Está escavado en roca y actualmente pasa por él la pista que conduce al castro. Completa este sistema defensivo dos pequeños parapetos formados de piedra y tierra, que protegen el castro por su lado noreste; tienen unas medidas reducidas: 6 metros de longitud y 3 metros de altura. Posiblemente poseía una o varias entradas que hasta la fecha no se pueden determinar con precisión, aunque podemos suponer que están situadas, una en el Naciente junto al torreón de la primera muralla y la otra cara al Poniente del castro, ya en la segunda muralla.

CASTRO DE TROÑA

El recinto castrense

El Castro de Troña cuenta en la actualidad alrededor de 30 construcciones castrenses, escavadas la mayoría de ellas hacia la mitad del siglo por los ilustres arqueólogos Pericot y Cuevillas. En la actualidad se están realizando campañas de excavaciones arqueológicas sistemáticas, subvencionadas por el Excmo. Ayuntamiento de Ponteareas, que consolidarán la totalidad de los restos descubiertos en anteriores campañas arqueológicas y desenterrarán nuevas construcciones que, sin duda, a juzgar por los hallazgos efectuados, llenan la totalidad del recinto castrense. Peculiar es la variada tipología de las viviendas castrenses localizadas en este importante yacimiento. Existen construcciones castrenses de todos los tipos conocidos: planta circular, elíptica, cuadrada y rectangular. Además son muy interesantes las diferentes modalidades de vestíbulos que presentan algunas de estas viviendas. De hecho fue declarado como Bien de Interés Cultural en el pasado año 2009. Fueron muy abundantes los materiales arqueológicos encontrados en este interesante castro gallego. Destacamos los siguientes: cerámica indígena de rica decoración y diferentes tipologías, numerosos fragmentos de ánforas romanas, varias labras castrenses, molinos de mano circulares y naviculares, monedas de bronce romanas; fíbulas, alfileres, apliques, machada de hierro; colgantes,… También se localizaron diversos hogares formados por piedras hincadas, así como varias pías para el ganado y magníficos «amarradoiros» bellamente decorados. Cabe destacar el importante petroglifo que representa una serpiente en posición heráldica, que se encuentra grabado en la cara vertical de una roca que forma parte de una construcción castrense situada cara al Naciente. También se localizaron otras esculturas grabadas en la roca que sirve de base a una construcción castrense, que representa figuras ovales y líneas rectas.

El origen

Por todos los datos que poseemos hasta la fecha, la cronología que podemos darle a este castro es amplia, situando su origen hacia el siglo VI antes de Cristo y llegando al final hacia el siglo II después de Cristo. Podemos determinar con certeza que hubo varios momentos de ocupación del castro, esta afirmación nos viene confirmada por el hallazgo de varios muros castrenses que se introducen en los cimientos de otras construcciones y diversos hogares que corresponden a un momento de ocupación distinto al que nos viene determinado por las estructuras pétreas. Campañas arqueológicas futuras en este yacimiento permitirán conocer con detalle los pormenores de la ocupación de este castro así como las fases cronológicas de este. Este interesantísimo yacimiento castrense cuenta con un rico folclore popular que nos habla sin duda de la importancia que poseyó este emplazamiento en su época. Destacamos a continuación la leyenda más impresionante que poseemos de este castro y que nos hace vincularla con el petroglifo localizado en su cima: … «había aquí, en el monte, una serpiente que bajaba zonas llanas y robaba para comer una bestia, una oveja o lo que fuera. Por miedo, y para que no bajara, los vecinos se pusieron de acuerdo y le traían al monte, todos los días, un animal que sorteaban entre ellos. Pasado el tiempo, habían juntado una morrena de ovillos que les dieron a las tejedoras, e hicieron con los hilos bien retorcidos una cuerda y un ovillo grande que le dieron a comer a la serpiente. En seguida que la serpiente engulló el ovillo, tiraron de la cuerda y la arrastraron, la mataron y la enterraron aquí, en el atrio de la ermita, y en el lugar del enterramiento irguieron el crucero que había donde está el que hay hoy.”